Por Guillermo Bernal Franco
La determinación del TEPJF de anular la elección de Morelia demuestra nuevamente que el gobierno federal no descansa en meter las manos en los resultados de la pasada elección en el estado de Michoacán. Existe un revanchismo insolente ante los triunfos contundentes del Partido Revolucionario Institucional.
Después de que la voluntad popular determinó el triunfo del candidato priísta Wilfrido Lázaro Medina, los panistas no conformes han reaccionado con el apoyo del gobierno de Calderón, cuestionando los triunfos del PRI en Michoacán, tal parece que le dolio mucho al señor Felipe Calderón la derrota de su hermana que como candidata panista no supo ganarse al elector.
Ya es costumbre del panismo de Calderón que cuando no se gana se arrebata, ya que con esta acción se usurpan los cargos de elección popular. Wilfrido Lázaro Medina ha expresado que volvería a ganar en la nueva elección al haberse anulado ésta, por capricho de los perdedores que no saben reconocer sus derrotas.
La cúpula priísta lamenta que se llegue a este extremo con un fallo del Tribunal Electoral, que debería ser autónomo y proceder apegado a derecho.
El revanchismo panista es el reflejo de un partido desesperado al haber perdido la brújula resultado de su decadencia.
Con juicios cuestionables de los Tribunales electorales se aprecia preocupación de los electores, ya que sus votos pueden ser anulados con argumentos faltos de criterio.
Con juicios cuestionables de los Tribunales electorales se aprecia preocupación de los electores, ya que sus votos pueden ser anulados con argumentos faltos de criterio.